Ambos son agresores, pero de un tipo completamente distinto.

Jesse Rodríguez practica una presión inteligente y una persecución constante del rival. Mucho jab preciso, mucho trabajo de tronco y ataques a diferentes niveles. Un excelente juego de pies que le permite crear ángulos para atacar y rutas para salir. Avanza de forma agresiva y trabaja mucho en ofensiva, pero todo se basa en una presión pensada, diseñada para desorientar al oponente con la imprevisibilidad de sus acciones.

Martínez es pura agresión. Busca alcanzar al rival, obligarlo a pelear, a intercambiar golpes. Impone un ritmo tal que el oponente, tratando de adaptarse, pierde energía y ya no puede responder golpe por golpe.

La clave puede estar en quién imponga su ritmo desde los primeros segundos. Si Jesse será capaz de cortar los intentos ofensivos del rival y evitar quedar atrapado en intercambios que consumen demasiada energía y afectan su precisión.

Rodríguez tiene una enorme ventaja: solo tiene 25 años. Y aun así ya ha disputado un número importante de peleas por títulos. Entre sus rivales estuvieron Juan Francisco Estrada, Sunny Edwards y Wisaksil Wangek. A todos los noqueó.

El argentino Martínez, de 34 años, también pasó pruebas serias. En sus dos peleas contra Ioka lanzó alrededor de 1000 golpes en cada una. Pero la ventaja en nombres, edad y experiencia sigue siendo de Rodríguez.

Aquí la historia es totalmente distinta.

Martínez lanza una enorme cantidad de golpes: en promedio supera los 750. Es decir, casi el doble que su rival.

Sin embargo, su precisión, aunque buena, es considerablemente menor.

28% de precisión total y 29% en golpes de poder con semejante volumen es un gran resultado.

Pero Jesse está en otro nivel: 36% total y 47% en golpes de poder. Rodríguez es uno de los mejores del mundo en estos indicadores.

Para Rodríguez será su segunda pelea del año — y la segunda unificatoria. El ganador será campeón por tres organismos, solo faltará el cinturón de la IBF.

Martínez tampoco ha estado inactivo. En 2024 venció a Ioka, pero la intensidad de esa pelea llevó a una revancha. Y en la revancha volvió a ser superior, justo antes del duelo con Rodríguez.

Ambos pegan duro. La ventaja estadística la tiene Rodríguez.

Si hablamos de un solo golpe limpio, Jesse parece más convincente: puede derribar con golpes a la cabeza o romper la defensa castigando al cuerpo.

Pero el ritmo de Martínez desordena los planes. Frenarlo, entrar en intercambios — cada decisión es compleja. Y cada una conduce a que el argentino desgaste al rival si este empieza a jugar bajo sus condiciones.

Ambos tienen buena resistencia.

Martínez, con su estilo, sigue mostrándose firme — aunque recibe bastante.

Jesse intenta minimizar riesgos y trabajar sin exponerse. Aunque Estrada encontró un hueco y logró un “flash knockdown”.

En líneas generales, cualquiera podría caer — pero no de inmediato.

Rodríguez, que debutó en México, se instaló durante mucho tiempo en Estados Unidos. Será su primera salida desde 2017.

Para Martínez, viajar es normal: sus dos últimas peleas fueron en Japón, en territorio del rival. Antes peleó en EE. UU. y Dubái.

Para ambos será su debut en Arabia Saudita.

Y aquí la aclimatación es importante: influye directamente en la resistencia, algo que ambos necesitarán.

Jesse Rodríguez avanza con confianza hacia el estatus de campeón indiscutido. Quiere enfrentarse a los japoneses — Nakatani e Inoue. Pero ellos están dos categorías por encima, así que aún es pronto. Además, enfrente tiene a un rival peligrosísimo.

A Martínez se le conoce menos, por eso este es un enorme desafío y la oportunidad de hacerse un nombre. Una victoria sobre Jesse atraerá la atención del mundo del boxeo, le dará reconocimiento y abrirá la puerta a grandes bolsas en el futuro.